Bye Bye Windows
Por alguna razón, producir melanina supone un gran esfuerzo para mi sistema linfático, de manera que tras estar en la playa sufro unos cuantos días de tensión más baja de lo habitual y vagueza mental.
Este fin de semana he estado con mi familia en el Algarve. Fue un viaje de 8 horas. Luego me ha dado el sol de pleno. Ala, a producir melanina. Y casi sin tiempo para disfrutarlo, 8 horas de vuelta. Llegué al piso de Madrid en el que vivo anoche, a las 00:30. Obviamente, reventado y somnoliento.
Mi portátil me miraba desde la mesita delante de la cama. Venga, un vistazo rápido a los e-mails y me acuesto (siempre me engaño igual).
Enciendo el cachivache. Windows xp no termina de arrancar. mm. Reinicio. Otra vez. Nada, que no arranca.
Recuerdo haberme planteado "¿me acuesto y pruebo mañana? y si no funciona, reinstalo windows".
Entonces vinieron los recuerdos.
Recordé que, a pesar de archivar mis documentos offline y mantener el ordenador de la oficina limpio, el outlook del curro tarda aproximadamente un cuarto de hora en arrancar. Cuando lo minimizo y luego quiero volver a mirarlo, tarda casi 2 minutos en maximizarse.
Recordé que, a pesar de que he tenido muchísimo cuidado, mi ordenata contrajo malware. Una insidiosa variante del VUNDO, el troyano más insistente que he visto. 5 programas anti-spyware que he pasado no han conseguido eliminarlo. Es probable que el hecho de no terminar de arrancar sea consecuencia de que uno de esos programas está luchando a muerte contra VUNDO.
Recordé las pequeñas putadillas que me hace Visual Basic for Applications cada día, y la inmensa cantidad de triquiñuelas a las que tengo que recurrir para que me haga caso y se pliege a mi voluntad.
En fin, hice balance de las veces que windows me había hecho feliz, y las veces que no.
Y ganaron las que no.
En la antigua Esparta tenían la costumbre de despeñar por el monte Taigeto a los niños que nacían malformados; se consideraban una boca inútil.
Estaba cansado y era de noche. Miré el monitor. Me sentí como un padre espartano mirando a su hijo discapacitado a los ojos recien abiertos.
No puedo seguir alimentando a esta boca inútil.
Saqué un CD de ubuntu linux que guardo desde el año pasado. Tenía las particiones preparadas; ya había previsto la posibilidad de instalar linux. Solo tenía que meter el CD...
Ubuntu me preguntó lo mínimo indispensable, y luego se instaló. En menos de una hora ya tenía , de forma legal y gratuita, un sistema operativo robusto con navegador seguro, un paquete ofimático fiable, reproductor multimedia, etc. Y en 2 horas más todo el software instalado se habían actualizado desde internet (recuerdo que la versión de ubuntu que estaba usando era de hace un año aproximadamente).
Menos mal que hoy entraba a la oficina a las 11 :).
Aun tengo la partición de 20 gigas de windows en el disco duro. No he decidido todavía qué hacer con ella.
Sujeto a mi hijo disminuido de un tobillo sobre el abismo.
Quizá reparticione y deje 4 o 5 Gigas para windows por si me apetece ejecutar algún juego alguna vez. Al fin y al cabo eso es windows: un sistema operativo de juguete.
O quizá sea el momento de volar.
Este fin de semana he estado con mi familia en el Algarve. Fue un viaje de 8 horas. Luego me ha dado el sol de pleno. Ala, a producir melanina. Y casi sin tiempo para disfrutarlo, 8 horas de vuelta. Llegué al piso de Madrid en el que vivo anoche, a las 00:30. Obviamente, reventado y somnoliento.
Mi portátil me miraba desde la mesita delante de la cama. Venga, un vistazo rápido a los e-mails y me acuesto (siempre me engaño igual).
Enciendo el cachivache. Windows xp no termina de arrancar. mm. Reinicio. Otra vez. Nada, que no arranca.
Recuerdo haberme planteado "¿me acuesto y pruebo mañana? y si no funciona, reinstalo windows".
Entonces vinieron los recuerdos.
Recordé que, a pesar de archivar mis documentos offline y mantener el ordenador de la oficina limpio, el outlook del curro tarda aproximadamente un cuarto de hora en arrancar. Cuando lo minimizo y luego quiero volver a mirarlo, tarda casi 2 minutos en maximizarse.
Recordé que, a pesar de que he tenido muchísimo cuidado, mi ordenata contrajo malware. Una insidiosa variante del VUNDO, el troyano más insistente que he visto. 5 programas anti-spyware que he pasado no han conseguido eliminarlo. Es probable que el hecho de no terminar de arrancar sea consecuencia de que uno de esos programas está luchando a muerte contra VUNDO.
Recordé las pequeñas putadillas que me hace Visual Basic for Applications cada día, y la inmensa cantidad de triquiñuelas a las que tengo que recurrir para que me haga caso y se pliege a mi voluntad.
En fin, hice balance de las veces que windows me había hecho feliz, y las veces que no.
Y ganaron las que no.
En la antigua Esparta tenían la costumbre de despeñar por el monte Taigeto a los niños que nacían malformados; se consideraban una boca inútil.
Hago un pequeño inciso para aclarar que me parece una costumbre horrorosa, además de contraproducente. Una persona limitada físicamente puede seguir siendo útil a la sociedad. Entre los mismos Dioses de la antigua Grecia tenemos a Hefesto, que nació deforme y fue despeñado, y que sin Embargo acabó siendo el Dios de la Forja, venerado por los propios espartanos y que se casó con la diosa que estaba más buena, Afrodita. Ahora, por citar un ejemplo, tenemos a Stephen Hawking. También quiero señalar que los espartanos desaparecieron víctimas de su propio sistema social, que provocó que cada vez quedaran menos hasta que se extinguieron. Fin del inciso.
Estaba cansado y era de noche. Miré el monitor. Me sentí como un padre espartano mirando a su hijo discapacitado a los ojos recien abiertos.
No puedo seguir alimentando a esta boca inútil.
Saqué un CD de ubuntu linux que guardo desde el año pasado. Tenía las particiones preparadas; ya había previsto la posibilidad de instalar linux. Solo tenía que meter el CD...
Ubuntu me preguntó lo mínimo indispensable, y luego se instaló. En menos de una hora ya tenía , de forma legal y gratuita, un sistema operativo robusto con navegador seguro, un paquete ofimático fiable, reproductor multimedia, etc. Y en 2 horas más todo el software instalado se habían actualizado desde internet (recuerdo que la versión de ubuntu que estaba usando era de hace un año aproximadamente).
Menos mal que hoy entraba a la oficina a las 11 :).
Aun tengo la partición de 20 gigas de windows en el disco duro. No he decidido todavía qué hacer con ella.
Sujeto a mi hijo disminuido de un tobillo sobre el abismo.
Quizá reparticione y deje 4 o 5 Gigas para windows por si me apetece ejecutar algún juego alguna vez. Al fin y al cabo eso es windows: un sistema operativo de juguete.
O quizá sea el momento de volar.
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¡Ánimo, tú puedes soltar ese tobillo!
Sére Targaryen - martes, agosto 08, 2006 8:49:00 a. m. (permalink)
LO BUENO ES Q EN EL SUPUESTO DE Q LO ECHARAS DE MENOS, EN TU CASO PODRÍAS ''RESUCITAR'' A TU HIJO DEFORME...
MUASSS
kikito - miércoles, agosto 16, 2006 3:21:00 p. m. (permalink)
Ya lo he soltado :).
Ubuntu era la que tenía a mano, y una vez funcionando no se diferencia mucho de una debian ... iconitos y algún que otro programa diferente
... pero esque se instala tan fácilmente!
Dejaré el debian a los pros, yo con ubuntu estoy más que satisfecho.